Antes de que sienta by Blake Pierce

Antes de que sienta by Blake Pierce

autor:Blake Pierce [Pierce, Blake]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Intriga, Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2019-05-15T00:00:00+00:00


CAPÍTULO DIECISÉIS

Para cuando llegaron Mackenzie y Ellington al departamento forense en el centro de Richmond, la policía, junto con un detective local, ya había empezado a procesar la huella que habían encontrado en el bastón de Wayne Nevins. Mientras esperaban a los resultados, Mackenzie repasó los impresos relativos a la huella, el bastón y la escena del crimen. Había unas cuantas fotografías incluidas en el archivo, y ella revisó todo ello mientras esperaba.

Le pidió al jefe de policía una pequeña zona de trabajo donde también tomó prestado un ordenador portátil. Entró a su cuenta de email y empezó a imprimir copias de todos sus archivos y fotografías para poder tener una copia física de todo. Eso de trabajar en constante movimiento de una ciudad a otra les había puesto más difícil la tarea de mantener una sola fuente en la que estuvieran registrados todos los lugares y personas implicados en el caso.

Ellington estaba sentado al otro lado de un pequeño escritorio dentro de la estación de trabajo, clasificando los documentos y destacando los detalles que le parecían importantes.

—He estado pensando, —dijo Ellington—. Creo que se puede decir con bastante certeza que es probable que el asesino viva en una de esas ciudades en las que ha atacado.

—¿Qué te hace pensar eso?, —se preguntó Mackenzie.

—Es solo una corazonada mía. Parece encajar con la mayoría de los casos de asesinatos en serie que tenemos registrados.

—Así es, —dijo ella—. Hasta los asesinos más brutales de la historia normalmente han empezado en sus patios de atrás. Aunque la mayoría de ellos han sido lo bastante listos como para irse a otro lado y que no les atrapen tan fácilmente, unos cuantos han cometido todos sus crímenes en el lugar en que viven. No obstante, nuestro tipo… tiene un tipo de víctima muy específico, y se tiene que estar moviendo mucho para encontrarlas.

—Y debería haber algo ahí, ¿verdad? ¿Alguna pista que nos pueda ayudar a decidir dónde puede intentar atacar de nuevo?

—Harrison me envió una lista con todas las residencias para invidentes en el estado de Virginia además de las comunidades asistidas que atienden a los ciegos como negocio adicional. Hay veintidós en total. Eso requiere mucha adivinanza. El Bureau ya ha llamado a todas ellas para decirles que se mantengan en estado de alerta roja.

Ellington asintió pensativamente mientras continuaba ordenando los papeles. Detrás suyo, la agente Carter entró a la habitación. Le sonrió a Mackenzie con el tipo de reconocimiento que parecía llegarle con mucha frecuencia de las mujeres que llevaban una placa. Era una señal de que pertenecían a la misma especie, un grupo de mujeres en un cuerpo principalmente masculino y operado por hombres —pero al que habían logrado entrar.

—Han llegado los resultados, —dijo Carter—. Y son bastante decepcionantes. La huella pertenecía a su cuidadora a tiempo parcial y, si me permitís añadir, también amante a tiempo parcial. Le llamamos y hablamos con ella. Comprobamos su coartada y todavía no sabía nada de la muerte de Wayne. Se lo tomó bastante a pecho.



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